
¿Qué es el amor?. Seguro que cada uno puede describirlo a su manera, esto no es tan sencillo de verbalizar o de poner en palabras. Habrá de diferenciarlo del enamoramiento y de los tipos de amor que existen en obras clásicas como las de Erich Fromm en “El Arte de Amar”.
Para nosotros la respuesta inicia en tres hormonas que desempeñan un papel fundamental en este complejo proceso: Oxitocina, Endorfina, Feniletilamina y además los neurotransmisores: Serotonina y Dopamina.
En el enamoramiento nuestro cuerpo se ve sometido a un coctel de hormonas que pueden generar sensaciones muy gratas o por el contrario, causarnos estados de malestar. Es como una montaña rusa que tiende a subir y bajar constantemente.
Esos altibajos son el resultado de los diferentes componentes químicos que libera nuestro cuerpo cuando estamos enamorados y que terminan repercutiendo al cerebro.
Aunque a lo largo de la historia se les ha encomendado a los poetas la tarea de dibujar con palabras el amor, son los Químicos los que ahora tienen las respuestas para explicar el más universal de los sentimientos.
Y es que cuando la bioquímica entra en acción, la sentencia “prohibido enamorarse” se electrocuta ante las descargas neuronales, las sustancias y las hormonas.
Hace apenas 13 años, se planteó el estudio del amor como un proceso bioquímico que se inicia en la corteza cerebral, pasa a las neuronas y de allí al sistema endocrino, dando lugar a respuestas fisiológicas intensas.
La química del amor es una expresión acertada. En la cascada de reacciones emocionales hay electricidad (descargas neuronales) y hay química (hormonas y otras sustancias que participan).
Ellas son las que hacen que una expresión amorosa descontrole nuestra vida. Son las que explican buena parte de los signos del enamoramiento y nos permiten ubicar en la naturaleza el origen del llamado don de la capacidad de amar.
El amor propicia que en nuestro cerebro se precipiten armoniosas cantidades de sustancias químicas, gracias a las cuales nos sentimos bien, abiertos, creativos, fuertes y muy contentos.
La química y electricidad que produce lo intenso del enamoramiento contribuyen que tengamos una actitud igual de intensa con la vida por lo que es posible aventurarse en la sentencia: si nuestro amor no es pleno, nuestra vida tampoco lo será.
Con relación a la elección de pareja, nuestra biología nos guía para encontrar un equilibrio entre la igualdad y la diferencia. Para lograrlo no sólo elegimos las caras, simetría, proporciones y colores, sino también los olores. La llamada teoría de la correspondencia puede resumirse en la frase: "cada cual busca la pareja que cree merecer".
Parece ser que antes de que una persona se fije en otra ya ha construido un mapa mental, un molde completo de circuitos cerebrales que determinan lo que le hará enamorarse de una persona y no de otra. Influye incluso el tipo sanguíneo (A, B, AB, O), al provocar atracción con las personas del mismo tipo y no de las demás.
Nos enamoramos paso a paso, en Tres fases Distintas:
Primera fase: Reconocemos en la pareja actitudes, virtudes y otros elementos clave que responden a la frase "me parece atractivo”.
Segunda fase: "es el momento de las fantasías desbocadas, en el que atribuimos cualidades extraordinarias a nuestra pareja debido al bienestar endorfínico que nos produce su cercanía“.
Tercera fase: En esta última etapa hay más trato y actividades en común, y se crea un vínculo emocional, con una segregación importante de la feniletilamina (conocida como la Molécula del Amor); sugiriendo además que el cerebro de una persona enamorada contiene grandes cantidades de feniletilamina, que es un estimulante natural producido por el propio cerebro humano que puede desencadenarse por eventos tan simples como un intercambio de miradas, un roce o un apretón de manos.
Cuando ocurre el enamoramiento, esta sustancia podría ser la responsable, en gran medida, por las sensaciones y modificaciones fisiológicas que experimentamos como: vigilia, taquicardia, enrojecimiento, e insomnio.
A pesar de que el amor sea un concepto difícil de explicar en términos neurocientíficos, los investigadores piensan que genera una gran cantidad de sustancias estimulantes positivas: ciertos opioides, oxitocina y prolactina, a las que llamaremos sustancias clave de la vinculación afectiva o apego seguro, percibido como paz ya que se ponen en marcha en su cerebro una serie de maravillosas sustancias químicas.
El cerebro, movido por las emociones, produce sustancias químicas que hacen que la persona eleve su autoestima. Primero experimenta la sensación de euforia, se siente animada, alegre y vigorosa, sin necesidad de tomar, inyectarse o fumar nada. Estas sustancias denominadas hormonas endógenas (ya que se producen en la corteza cerebral) bien podrían llamarse "drogas de la felicidad".
Es increíble que en el enamoramiento la dopamina, que es la droga del amor y la ternura, se eleve notoriamente; también existe la oxitocina, responsable del amor pasional. En los recién casados, por ejemplo, hay mucha oxitocina, que tiene el efecto de bloquear el lado izquierdo de la lógica y la razón; y la fenilalanina, que regula el entusiasmo y el amor por la vida. Por eso las parejas enamoradas irradian felicidad, se sienten plenos, alegres y motivados.
La Oxitocina es una molécula generada de forma natural en la hipófisis anterior regula varios procesos fisiológicos como las emociones. Se la conoce como la hormona del amor, por asociarse con la generosidad, la confianza, y producirse al momento del abrazo, de la calma… entre otros.
Parece que influye agradablemente en distintos aspectos de nuestra vida. Está demostrado que mejora la capacidad de los sujetos de confiar en otras personas, promover la actividad social, ayuda a superar el temor a la traición y crear un círculo de confianza y afecto.
En el enamoramiento, la oxitocina contribuye en la regulación de procesos afectivos y ayuda a crear fuertes lazos emotivos con la pareja, creando una mayor confianza entre ambos. Cuando sentimos empatía hacia una persona en apuros, nuestro cerebro segrega oxitocina de manera natural y esta incrementa el sentimiento de generosidad.
La influencia de esta hormona invade el ámbito laboral. Está demostrado que las personas que tienen mejores puestos en las empresas, liberan una mayor cantidad de oxitocina y esto hace que genere más confianza en sus jefes y sus compañeros.
En el mundo, la falta de amor conduce a la falta de autoestima y de confianza social. Si la persona no se siente querida o no confía en la constancia del amor que la gente siente por él, su salud psicológica se tornará vulnerable. El miedo a la pérdida del amor llega a ser tan terrible que, a veces, dispara las reacciones de huida o lucha en el cerebro.
Cuando los niveles de serotonina son bajos, te sientes deprimido, no duermes bien y tu mente actúa llena de miedos, fobias extrañas, tiende a ser agresiva, ansiosa, desconfiada, estrés, irritabilidad, mal humor y recelosa.
De la química del amor a la del odio solo hay un paso. Los síntomas por abstinencia del consumo de drogas y los que se generan cuando se termina una relación de pareja son casi los mismos.
Por miedo a la ruptura amorosa, se incrementa exceso de cortisol (sustancia del estrés) lo que produce en cascada noradrenalina y epinefrina (mejor conocida como adrenalina) de esta forma se activa el sistema de huída-ataque, que junto a distorsiones cognitivas y estereotipos sociales con micro o macro machismos lleva principalmente a los hombres (por su elevado componente de testosterona) a reacciones violentas.
Química del Amor y Salud Mental.
La endorfina, transmite energía y equilibra los sentimientos de plenitud y depresión; también se asocia la estimulación para la capacidad de realización de metas. A medida que en nuestro cuerpo circula más cantidad de endorfina que lo habitual, las cosas insignificantes que vemos todos los días pasan a causarnos una enorme alegría.
Si bien son muchos los factores psicológicos que influyen en nuestro estado de ánimo, la endorfina es a la que le corresponde el papel más importante para determinar cómo nos sentimos a diario. Cumple una función muy importante en el equilibrio entre la depresión y la vitalidad.
Las endorfinas son unas sustancias bioquímicas analgésicas, segregadas por el cerebro, que desempeñan un papel esencial en el equilibrio entre el tono vital y la depresión. Son agentes bioeléctricos transmisores de energía vital; lo que vemos, oímos y sentimos es transformado por nuestro cerebro en mensajes que se encargan de crear endorfinas.
Las endorfinas cruzan el espacio llamado sinapsis entre las células cerebrales para estimular los receptores de las células vecinas. Básicamente se les encuentra en el cuerpo calloso del cerebro que es el núcleo de la mayor parte de las emociones fuertes como: miedo, ira, amor y depresión; y en el tálamo medio que transmite al cerebro los impulsos de dolor que se generan en el cuerpo.
Existen numerosas fórmulas para poner en acción la producción de endorfinas, sin usar medicamentos y así poder disfrutar a pleno, cada día. Hay que tener en cuenta, que nuestro organismo libera pequeñas dosis de endorfinas que a su vez, en poco tiempo, son eliminadas por enzimas, también elaboradas por nuestro cuerpo.
Esto se debe a que si las endorfinas circularan libremente por nuestro cuerpo, no sentiríamos el dolor y esta es la única manera de darnos cuenta que existe algún problema físico, tampoco podríamos valorar la felicidad cuando logramos conseguirla.
También intervienen en el fortalecimiento del sistema inmunitario. Es por eso que las personas felices difícilmente se enferman.
La acción de las endorfinas dura poco tiempo. Porque las eliminan del organismo determinadas enzimas, como parte de la función que mantiene el equilibrio del cuerpo. Existen distintas maneras de lograr que la producción de esta hormona sea constante.
El método es sencillo, debemos potenciar las situaciones que nos resultan agradables aumentando así nuestro estado de ánimo y como consecuencia se estimulará la producción de esta hormona.
Uno de los primeros pasos es disfrutar de las pequeñas cosas que nos suceden a diario:
- Bailar.
- Reír y Sonreír.
- Visualizar con emoción: traer a la mente el recuerdo de situaciones placenteras.
- Relajarse.
- Agregar un poco de pimienta de cayena a la comida.
- Comer una onza de chocolate de alto contenido en cacao.
- Oler aceites esenciales, de lavanda, azahar, romero, etc.
- Cantar.
- Respirar profundamente.
- Escuchar música clásica, o relajante, ola que te guste.
- Activarse físicamente.
- Distinguir los aromas agradables de la vida y las ilusiones sanas.
- Disfrutar de las comidas, evitando la comida chatarra.
- Tener un hobby.
- Evitar la vida rutinaria.
Si hay abundancia de hormonas endógenas, hay inteligencia emocional e interpersonal. La persona se siente ubicada, sabe quién es y a dónde va. Tiene control sobre sus emociones, conoce sus habilidades y talentos y se siente dueña de sí misma.
Esto lo afirma el destacado antropólogo mexicano José Cruz, en su tratado sobre ingeniería del pensamiento. La felicidad si puede ser permanente, si nos esforzamos en esa dirección. No es algo vago e impreciso o abstracta. Es el efecto de un flujo correcto de sustancias bioquímicas que brindan equilibrio físico y psicológico.
La serotonina: la hormona de la estabilidad y la calma.
“Solemos pensar que la felicidad está afuera, allá, en la otra equina”, como diría Vargas Llosa; sin embargo, las recientes investigaciones científicas demuestran que la felicidad es un estado mental, que te hace sentir sereno y en armonía con el mundo.
Y una de las cosas difíciles de creer es, precisamente, darte cuenta de que lograr ese estado no es asunto sencillo; sin embargo, según el doctor Eric R. Braverman, la felicidad no depende del todo de la voluntad: hay una sustancia responsable de dar ese estado mental, una especie de llave para sentir felicidad. Sin ella, no se puede lograr ni estabilidad ni calma, se trata de la serotonina.
Cuando tienes durante el día altos niveles de serotonina, tu humor es maravilloso, te sientes bien, con ánimo, energía; y durante la noche, duermes como bebé. ¡Qué maravilla!, ¿no?.
¿Qué sucede si la serotonina está baja?.
Cuando los niveles de serotonina son bajos, te sientes deprimido, no duermes bien y tu mente actúa como la loca de la casa, llena de miedos, fobias extrañas, tiende a ser agresiva, ansiosa, desconfiada, estrés, irritabilidad, mal humor y recelosa.
Braverman afirma que la mayoría de nosotros navegamos en medio de los dos extremos. La serotonina controla los mensajes bioquímicos que salen del cerebro, crea la electricidad para el descanso y equilibra las urgencias por comer compulsivamente.
Sin embargo, si al cerebro le falta esta sustancia, el lado derecho – el creativo – y el izquierdo – el racional – se desconectan. Cuando esto pasa, simplemente no puedes pensar con claridad, te sientes cansado, inestable, irritable, sin energía, emocionalmente fuera de control.
Y cuántas veces, al encontrarte en ese estado, te haces el hara-kiri mental pensando en las miles de razones por las que estás así. Además de destruir toda relación que está a tu paso, sin mencionar el daño que podría llegar a causarte.
¿Dónde y cómo obtenerla?.
Lo irónico es pensar que una parte importante del origen del problema está en la falta de una simple sustancia que se fabrica en tu cerebro a partir de unos aminoácidos como el tryptophan, que puedes incluir en tu dieta y a través de suplementos alimenticios.
Especialmente los alimentos que son altos en tryptophan, el aminoácido precursor de la serotonina. ¿Sabías, por ejemplo, que en el pavo abunda el tryptophan?. Y en las frutas plátano. Es maravilloso para darte el estado mental que deseas.
Alimentos ricos en triptófano:
- Carne (sobre todo pavo y pollo) y pescado azul (salmón, atún…).
- Huevos, sobre todo en la yema.
- Leche es un alimento rico en triptófano, formación de melatonina, regulación del sueño, por eso tomar un vaso de leche antes de dormir, ayuda a relajarse.
- Plátano, banana, piña, aguacate y ciruela. Berros, espinacas, remolacha, zanahoria, apio, alfalfa, brócoli, dátiles.
- Frutos secos (almendras, nueces, pistachos, anacardos…). Aportan cantidades interesantes de magnesio y omega-3.
- Chocolate cuanto más puro, más oscuro y más amargo es más sano.
- Cereales (en especial integrales, arroz y avena). Aumentan la secreción de insulina que favorece la transformación de triptófano en serotonina.
- Semillas (sésamo, calabaza, girasol y fenogreco).
- Legumbres (garbanzos, lentejas, habas, soja…) que además aportan B1, B3, B6, B9 y magnesio.
- Queso.
- Alga espirulina.
De hecho, dormir ocho horas también es una forma de restaurar la mente y el cuerpo. Al despertar de un buen sueño, estás listo para enfrentar el día; y es que los niveles de serotonina no sólo controlan el sueño, sino que ayudan a lograr que éste sea profundo; además, mientras duermes, la serotonina se encargar de regenerar casi cualquier parte del cuerpo.
Durante este proceso la mente se “resetea” o, mejor dicho, se recarga como la batería del celular, porque el cerebro es eléctrico. Por el contrario, si no descansas bien, el cerebro se queda sin pilas, no se sincroniza y desencadena una cascada de achaques que no alcanzaría este espacio para enumerar.
La dopamina: la hormona del bienestar, y del abrazo maternal.
La dopamina hace que la mente se sienta viva, alerta, despierta y atenta. ¿Sabías que a la madre Teresa de Calcuta se le realizó un análisis para revisar la bioquímica de su sangre y se encontró que era una persona altamente dopamínica?, por lo tanto era plena y feliz.
¿Cómo se refleja la presencia de este tipo de sustancia?:
Una de las formas es a través del servicio a los demás. Seguramente has sentido esa satisfacción indescriptible cuando haces el bien a otro, cuando lo ayudas, cuando simplemente lo escuchas. ¡Qué sencillo y comprometedor es el secreto de la felicidad de la madre Teresa!.
De la misma manera, la alta cantidad de dopamina emitida por la mujer cuando va a tener a su hijo es precisamente el origen del gran amor y la ternura. Al producirse esta sustancia en grandes cantidades provoca un bloqueo en el hemisferio izquierdo del cerebro, aislando la razón.
¿Qué pasa si la dopamina está baja?.
Como la dopamina sólo la producen los mamíferos, dice el antropólogo Cruz, en los reptiles puedes ver, por ejemplo, que si las crías no se ponen abusadas, simplemente la madre se las traga; y de acuerdo con el doctor Braverman, cuando tu cerebro no la produce de manera suficiente, todo el poder de sentirte vivo, alerta, pleno, desciende en espiral, en formas inimaginables, cosa que ocurre en las rupturas amorosas.
¿Te has sentido fatigado de un tiempo para acá?. ¿Has engordado sin razón alguna?. ¿Sientes que la energía física desciende?. ¿Tu libido ha disminuido?. ¿Te cuesta trabajo concentrarte?.
Bueno, pues todo esto puede ser por falta de dopamina en tu cerebro, que deja de incrementarse un cinco por ciento cada 10 años. Sentirte cansado todo el día es una enorme carga difícil de aguantar, sin darte cuenta, para compensar la pérdida de energía te recetas comida. Tu cerebro y tu cuerpo empiezan a buscar con desesperación la energía de la que carecen, por lo que te atraen alimentos que la proporcionan rápidamente:
Cafeína, donas, pan, todo lo que contenga azúcar y carbohidratos simples y antes de que te des cuenta, ¡ya subiste de peso!, y literalmente tienes adicción por la comida chatarra. Lo peor es que, cada vez más, tu cuerpo los necesitará en mayores cantidades para mantener la dopamina y la energía altas. ¡Imagínate la paradoja! Sin embargo, si dejas de consumirlos, puedes tener síntomas de supresión. ¡Sí!, como adicción a la cocaína.
Aunque con este tipo de comida no puedes tener una sobredosis, como con la cocaína, los resultados de la dependencia son igual de peligrosos. La obesidad, después de todo, se asocia a la ansiedad y es un factor importante de envejecimiento complicado.
De forma regular conforme una persona envejece, se siente cansada. La producción de dopamina disminuye y el metabolismo y cerebro pierden energía y altera los hábitos, ya que este químico desempeña un papel importante en su formación: le enseña al cerebro lo que quieres y te motiva a conseguirlo, sin importar si es bueno para ti o no. La dopamina, influye en la memoria, el deseo y la toma de decisiones. Para romper con los malos hábitos, necesitas “resetear” los circuitos de dopamina.
¿Cómo? Los doctores Oz y Roizen, recomiendan darte pequeños premios cuando suprimes la comida confort, por ejemplo, cómprate algo, aunque sea pequeño, no un helado ni una pizza, por supuesto, pero sí algún detalle que te guste, o regálate un masaje, un manicure, algo que te reconforte en sustitución de la comida.
Conforme lo haces, el cerebro empezará a producir un factor neurotrópico que es como un abono maravilloso que incrementa su plasticidad y propicia conductas más sanas y duraderas. La influencia de los niveles hormonales en nuestra calidad de vida y estado de ánimo es ¡impresionante!.
- Otras formas de incrementar las drogas de la felicidad son:
- Ama y disfruta apasionadamente lo que haces.
- Relaciónate con personas que te motivan y engrandecen tu sentido de vivir.
- Valórate y haz cosas que eleven tu auto estima.
- Trabaja para lograr pequeñas o grandes metas.
- Descansa y duerme profundamente, entre 7 y 8 horas. ¡Es Muy Importante!.
- Reduce el consumo de grasas saturadas y aumenta el consumo de verduras y frutas.
- Recuerda los momentos felices de tu vida.
- La mente no distingue entre lo real y lo imaginario.
- No descartes los suplementos y medicinas que aumentan la producción de dopamina en el cerebro y mejoran tu ánimo.
- Aunque recuerda que estos sólo te los puede recetar un médico.
Así, la felicidad se puede incrementar por medio de estas actitudes o actividades, todas productoras de estas "drogas" internas.
El chocolate tiene varios beneficios, para los aztecas era conocido como el alimento de los dioses.
Ahora sabemos que el chocolate negro ayuda a disminuir la ansiedad. Mientras más puro es más saludable, ya que no contiene ingredientes agregados como: azúcar, manteca o leche. Hay que consumir el que contenga como mínimo 80% de cacao. El chocolate negro actúa en el cerebro y en el estado de ánimo, contiene un aminoácido llamado triptófano el cual produce serotonina.
Esta hormona localizada en las neuronas del cerebro es la encargada de controlar la depresión. Si hay bajos niveles de serotonina el chocolate es adecuado para elevar estos índices. Al ingerirlo el chocolate emite un mensaje en el cerebro haciendo que se elimine la fatiga. Al mismo tiempo estimula las feromonas que son las hormonas encargadas de dar alegría.
Hay teorías que afirman que esta relación entre el chocolate y las feromonas es lo que hace que los enamorados lo regalen.
Las mujeres durante el período de la menstruación deben consumir chocolate ya que sus hormonas están bajando y esto las reanima aportando una sensación de tranquilidad y felicidad.
El secreto está dentro de nosotros. Sentirnos felices es, en parte, una cuestión de actitud hacia la vida: Las drogas de la felicidad no se consiguen en el exterior, sino que son creadas mediante una vida llena de: amor, entrega, optimismo, ejercicio, satisfacción personal ante el logro de metas, vocación y devoción por lo que se hace.
Amar en Paz.
También conlleva que tu flujo de conciencia, pensamientos y sentimientos te transporten a un mundo interior agradable como consecuencia de la actuación de los opioides en el cerebro, así mismo, también es posible que las mejores cualidades humanas como generosidad, compasión y apertura hacia los demás, estén generadas por la acción de los opioides. Incluso, hay personas en nuestra vida que activan los opioides en nuestro cerebro o, por decirlo con una metáfora, provocan que “salga el sol”.
Los investigadores han descubierto que la fuerza psicológica está relacionada con la presencia de opioides en el cerebro. Esto significará que tendrán la capacidad de:
- Pensar en situaciones de tensión y tranquilizarse
- Tener confianza en sus capacidades sociales, así como calidez y gentileza.
- Transformar la adversidad en oportunidad.
- Responder a los estímulos de los demás pensando en lo que se dice en lugar de enfadarse o marcharse.
- Tender a la resolución de los conflictos y no a la culpabilidad.
La abundancia de opioides y oxitocina en el cerebro son la piedra angular en la que se sustenta nuestra salud emocional y el factor que favorecerá nuestra capacidad para tener éxito en cualquier actividad que desarrollemos en nuestra vida.
Podemos concluir diciendo que la química del amarse a sí mismo debiera ser una habilidad para la vida, ya que podemos incrementarle según nuestros hábitos de autocuidado, de con quiénes nos relacionemos y con quiénes hagamos química del amor.